Jueves, 14 de Abril de 2016 16:39

Viernes Cultural 10 de junio de 2016

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1  16 preguntas que nunca te atreviste a hacer en voz alta (y sus respuestas)
¿Por qué el cielo es negro de noche?
Aunque parece una pregunta bastante obvia, no lo es tanto si tenemos presente la paradoja de Olbers, formulada por el físico alemán Heinrich Wilhelm Olbers en 1823: en un universo estático e infinito, el cielo nocturno debería ser totalmente brillante sin regiones oscuras o desprovistas de luz, ya que habría una estrella en cada dirección en la que miráramos.
Scientific American explica la solución a esta paradoja: aun dando por hecho que el universo tenga un tamaño infinito, sabemos que no tiene una edad infinita, por lo que aún no nos ha llegado la luz de las galaxias más distantes. “Nunca podemos ver la luz de estrellas y galaxias de todas las distancias a la vez: o la luz de los objetos más distantes no nos ha alcanzado o, si lo ha hecho, ha tenido que pasar tanto tiempo que los objetos cercanos se habrán agotado y apagado”.

2   Italia en un buen destino para volver de vez en cuando. Hoy iniciamos un “giro” por este monumental país. ((viaje por Italia 1.pps))

3   LLUVIA HORIZONTAL: La lluvia horizontal de los alisios.
Las nieblas que forman el mar de nubes chocan contra las hojas de los árboles y se condensan cayendo en forma de pequeñas gotas de agua al suelo, donde se infiltran para aumentar el caudal de las aguas subterráneas, pasando a formar parte de los acuíferos. Este fenómeno, denominado “lluvia horizontal” es de  enorme importancia en las islas occidentales (El Hierro, La Gomera, La Palma, Tenerife y Gran Canaria), donde la presencia del mar de nubes permite el establecimiento de una exuberante vegetación subtropical, el bosque de laurisilva, a la vez que representa un importante aporte de agua.

4   La frase de esta semana es de André Maurois:
“Nada resiste tanto como lo provisional.”

SUPLEMENTO QUIJOTE/CERVANTES 2016:
-    En la batalla de Lepanto, donde la marina española lucho junto con el Vaticano y Venecia contra los turcos, Cervantes perdió gran parte de la movilidad del brazo y mano izquierdos, lo que le otorgó el apodo de el Manco de Lepanto.